Gestión: construir un equipo eficiente

Un negocio no sería nada sin las mujeres y los hombres que lo dirigen. La alta dirección, los gerentes, los líderes de equipo, los colaboradores simples … todos tienen un papel que desempeñar. La competitividad de la empresa y el éxito de un proyecto dependen en gran parte de sus equipos. Habilidades adecuadas, cohesión, eficiencia, etc. son, pues, tantos elementos que hay que orquestar magistralmente.

Formar el equipo adecuado, que sea capaz de cumplir con eficacia y éxito las misiones encomendadas, gestionar los proyectos de forma activa y fructífera es un reto que todo directivo debe saber afrontar.

Reclutar a las personas adecuadas para formar un equipo requiere una dosis de sentido común, un agudo sentido de observación activa y trabajo diario. Porque una vez formado el grupo, la tarea no acaba ahí. Tienes que animarlo, solidificarlo, trascenderlo.

¿Qué es un equipo?

Un equipo empresarial es un grupo de personas que trabajan juntas en la misma dirección. El equipo así definido sólo existe a través de sus misiones, proyectos y objetivos colectivos.

Cada miembro del grupo comparte el mismo objetivo que sus compañeros. Todos se identifican como parte de esta misma entidad. Todos están en el mismo barco y actúan en interés del grupo, bajo el liderazgo del gerente.

Una visión común

Lo que define a un equipo es ante todo una visión compartida. Un objetivo colectivo por el que todos ponen sus habilidades y talentos al servicio del grupo.

Para que el equipo funcione bien, es esencial una fuerte cohesión grupal. El directivo puede así reforzar periódicamente este sentimiento de pertenencia a la misma entidad a través de momentos de teambuilding, retos, por ejemplo.

Este sentimiento de pertenencia, esta ayuda mutua, este apoyo en los momentos más difíciles son elementos que ayudan a dar sentido al trabajo.

Funciones y responsabilidades claramente definidas

Cada miembro del equipo ha sido contratado por sus habilidades y cualidades específicas. Elementos útiles y necesarios para el cumplimiento de las misiones definidas.

El gerente comparte su visión, establece los objetivos y define los roles y misiones de cada uno. Estos elementos son integrados, aceptados y respetados por todos los miembros del equipo. Orquesta los talentos de manera óptima para el grupo y satisfactoria para cada uno de sus integrantes.

Todos saben exactamente qué tareas deben realizar y cuáles son sus responsabilidades. Conoce con precisión su misión, sus objetivos individuales, su papel dentro del equipo y la empresa. También conoce los roles y responsabilidades de otros miembros del equipo. Tiene una visión clara de los objetivos colectivos a alcanzar.

Comunicación fluida

La comunicación es la base de cualquier relación. Dentro de un equipo, la comunicación debe hacerse en ambas direcciones: del gerente a sus colaboradores y de los colaboradores a su gerente.

El gerente comparte su visión, establece objetivos, define una trayectoria, da sentido, retroalimenta periódicamente y motiva a sus empleados. Para hacer esto, debe poder comunicarse de manera efectiva.

Además, los distintos miembros del equipo deben poder expresarse plena y libremente. Deben ser capaces de presentar sus ideas, opiniones, sentimientos, soluciones a posibles problemas sin miedo a ser juzgados. También pueden dar sus impresiones sobre el estilo de gestión de su superior.

La comunicación fluida bidireccional es garantía de eficiencia y rendimiento.

Construyendo el equipo adecuado

Más que habilidades y logros individuales, es la capacidad de trabajar juntos lo que determina el desempeño de un equipo.

El equipo con mejor desempeño no está necesariamente formado por todas las personas con mejor desempeño en sus respectivos campos. Pero más personas con habilidades diversas y variadas sabiendo sobre todo trabajar juntos. Poner en común sus habilidades, articularlas, interconectar, compartir sus puntos de vista y poner sus experiencias al servicio del colectivo para lograr un objetivo común.

La escucha y el respeto son elementos fundamentales para el buen funcionamiento de un equipo.

Tamaño del equipo

El número de empleados depende de las misiones a realizar, los proyectos, el sector de actividad, etc. Se estima que el tamaño óptimo para un equipo eficaz es de entre 6 y 10 personas. Personas suficientes para reunir todas las habilidades y conocimientos necesarios para lograr los objetivos, facilitar los intercambios y la cooperación, promover la cohesión y la creatividad.

Los equipos grandes tienen algunos inconvenientes:

  • complejidad de organizar discusiones, reflexiones grupales,
  • comunicación menos fluida,
  • confusión / ignorancia entre los distintos roles (quién hace qué, etc.),
  • dificultad para abordar los problemas en detalle,
  • lucha por llegar a un consenso,
  • mayor riesgo de tensiones y / o conflictos entre los diferentes miembros del equipo,
  • dificultad para obtener una cohesión real, un vínculo sólido y duradero entre los distintos empleados,
  • etc.

Idealmente, el equipo estará formado por un número impar de personas. Para, entre otras cosas, facilitar la toma de decisiones, especialmente cuando se trata de llegar a un consenso o votar una decisión.

Habilidades

La idea no es reunir a un máximo de personas ultracompetentes. Tampoco reclutar perfil tras perfil sin tomarse el tiempo de analizar las personalidades y posibles afinidades laborales de los demás.

No es el número de miembros del grupo ni la suma de sus habilidades lo que hace la fuerza y ​​la eficacia de un equipo.

Un equipo de alto rendimiento reúne habilidades diversificadas y complementarias - la versatilidad razonable es una ventaja real, en línea con las necesidades de la empresa, capaces de trabajar juntos .

El entrenador, para componer su equipo, se asegurará en primer lugar de definir sus objetivos, la razón de ser de este futuro equipo.

Alusiones personales

El gerente se asegurará de que las personas que comparten el mismo modo operativo trabajen juntas a diario.

Por ejemplo, algunos necesitan planificar todo con mucha antelación y gestionar emergencias e imprevistos de forma relativamente pobre, mientras que otros, por el contrario, solo funcionan de forma eficaz bajo cierta presión. Parece obvio que estos 2 tipos de personalidad, si son complementarios y útiles para el equipo en diferentes situaciones, tendrían dificultades para ponerse de acuerdo en las tareas de la "rutina diaria". La necesidad de planificar podría molestar rápidamente a su colega más orientado a la acción.

Sin embargo, diferentes personalidades, pero capaces de trabajar juntas de manera eficiente y tranquila, son una ventaja real para un equipo.

De hecho, las diferentes opiniones, cuando se expresan de manera constructiva, permiten cuestionarse continuamente y, por lo tanto, participar en la mejora continua personal y colectiva. También potencia la creatividad y permite encontrar soluciones a los problemas más complejos.

Tipo de pensador

Se ha demostrado que más que la recopilación y gestión adecuada de habilidades dentro de un equipo, es sobre todo la forma de pensar y pensar en conjunto de sus miembros lo que determina su desempeño.

Al respecto, Mark Bonchek y Elisa Steele han definido 8 estilos de pensamiento que caracterizan a las personas en el trabajo. Una herramienta que aumenta la eficiencia de todos los miembros de un grupo, promueve la cooperación y la participación de todos y desarrolla el desempeño colectivo.

La idea es combinar personalidades de forma relevante dentro de un mismo equipo:

  • introversión o extraversión,
  • gusto o renuencia a correr riesgos
  • Mente analítica y racionalidad o intuición.
  • etc.

Al analizar las diferentes personalidades anteriores, el gerente estará en mejores condiciones de asignar roles y responsabilidades dentro de su equipo. Los empleados, conociendo la forma de pensar de sus colegas, serán más dinámicos, comprometidos y creativos.

Bonchek y Steele determinaron 2 dimensiones en la forma natural de pensar de los individuos:

  • El objetivo ( atención ) . En un contexto dado, el individuo se enfoca más en:
    • ideas (búsqueda de soluciones a un problema, innovaciones, etc.). A estos colaboradores les gusta pensar y en general son creativos.
    • procesos (procedimientos, normativas, etc.). Estas personalidades son excelentes planificadores y confían y se refieren a leyes, especificaciones, etc.
    • acción (qué se hace y cómo se hace). Estos empleados están atentos a las acciones realizadas, en curso y por venir.
    • Relaciones interpersonales. Estos individuos favorecen el contacto con sus interlocutores y están atentos a la naturaleza de sus conexiones.
  • La tendencia ( orientación ) . En un contexto específico, el individuo está más inclinado a:
    • a los detalles,
    • a todos.

La combinación de estos 2 elementos da 8 estilos de pensamiento, cada uno con interesantes especificidades que conocer para componer su equipo en el mejor de los casos.

Gestión de equipos

Un equipo, para funcionar con eficacia y tener éxito, necesita un líder claramente identificado. Es este último quien será en última instancia responsable del éxito o no de los objetivos. Por lo tanto, las siguientes tareas recaen en el gerente:

  • Definir de forma clara y precisa el equipo y su funcionamiento : quiénes son los miembros del equipo, quién hace qué, cuáles son los roles, alcance de acción y responsabilidades de cada uno, quién decide, quién lidera, cuáles son las reglas de funcionamiento, etc. Todos estos elementos son conocidos, aceptados y respetados por cada miembro del equipo.
  • Comunicarse de forma transparente y fluida : compartir una visión común, establecer objetivos INTELIGENTES, dar y recopilar comentarios con regularidad, dar sentido a las misiones, etc.
  • Involucrar a los miembros en la toma de decisiones : según el contexto y la situación, las decisiones se tomarán de forma colectiva, consultiva o incluso únicamente por parte del director.
  • Adapte su estilo de gestión a personalidades gestionadas y situaciones encontradas.
  • Construir y fortalecer lazos : establecer un clima de confianza mutua, promover intercambios, compartir conocimientos y experiencias, autonomía, cooperación, etc. Organice eventos regulares para mantener el espíritu de equipo y la cohesión.

Se hace referencia a este archivo en: Gestión de talentos - ¿Cómo gestionar un equipo?

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